No creo en la suerte.
Aprendí muy pronto en la vida que la suerte no existe. Mi madre trabajó en un casino durante más de 2 décadas, y siempre estaba la regla de oro que nunca fallaba: “La banca siempre gana”.
Si esto siempre pasa, la suerte no existe. Así de simple.
En el largo plazo, la suerte es algo que no te afectará. En el largo plazo, todo el mundo tiene lo que se merece. La vida es 100% justa.
Cuando algo “afortunado” le sucede a alguien, la gente no se fija en el millón de situaciones que pasaron anteriormente que no fueron “afortunadas”. La gente solo se fija en lo que funcionó, nunca en lo que no. Y eso es lo que no es justo.
A lo largo de mi vida, nací en 1976, he leído multitud de biografías, la mayor parte de ellas centradas en grandes “conseguidores de objetivos”.
Sería injusto decir que Michael Jordan, Oprah Winfrey, Albert Einstein, Benjamin Franklin, Steve Jobs, Walt Disney eran “personas con suerte”.
Aquí vienen las grandes noticias:
- ¿No es genial que tu vida no dependa de la suerte?
- ¿Que tu vida no depende de una ruleta que gira?
- ¿No te da esto la extraordinaria sensación de que todo depende de ti?
- ¿Puedes sentir la sensación de libertad que eso supone?
Tu vida SOLO depende de ti y tu trabajo. Punto.
No necesitas mirar a grandes y gigantescas figuras como las anteriores que mencioné. Solo basta prestar atención a la gente que te rodea. A aquellos que han cosechado éxitos en su vida. ¿Son personas con suerte? No me lo creo.
Voy a compartir aspectos de mi vida para seguir avanzando pero, por favor, no te los tomes como señales de arrogancia. Toda mi vida se basa en la humildad, en ser una persona normal, con una vida normal, y unas costumbres normales.
Cuanto más objetivos alcanzo, más normal quiero ser, porque creo que no hay cosa más triste en la vida que convertirse en un capullo arrogante, principalmente si has trabajado muy duro (la única forma que conozco) para alcanzar tus objetivos.
Aquí simplemente comparto mi experiencia para que creas, aún más, que lo que digo es verdad.
Trabajar es la única “herramienta de la suerte” que conozco.
Comencé a programar cuando tenía 8 años. Desde entonces, quise ser programador. Saber cómo funcionan las cosas es una gran sensación en la vida. Creo que todos los programadores tienen la misma sensación. No paré, y programaba cada día: Basic, DBase, Visual Basic, Pascal, C, Cobol, Fortran, Java… y llegué a ser ingeniero informático 15 años más tarde.
Quise trabajar para grandes empresas consultoras. “Tuve suerte” y, tras tener entrevistas con un par de ellas, pasé a formar parte de PriceWaterhouseCoopers. 2 años y medio más tarde, me cambié a Accenture (otro “afortunado movimiento”).
A la edad de 26 años, me quemé de programar (18 años consecutivos fueron suficientes), y decidí crear mi propia empresa. Obviamente, no podía ser nada relacionado con la programación, así que decidí crear una agencia de azafatas (¿Una locura de decisión? Totalmente…).
Comenzar desde cero es algo realmente duro, pero aprendes mucho. Te enseña que la suerte no es sino una mentira.
Esta agencia de azafatas:
- Pasó a ser una agencia de animación.
- Más tarde pasó a ser una agencia de eventos corporativos.
- Después se convirtió en una agencia global de marketing.
Y ahora, en 2020, tras casi 20 años de trabajo diario, nosotros (porque, “afortunadamente”, encontré al socio adecuado) somos un grupo de 3 empresas diferentes con más de 45 empleados.
Insisto: esto no va de arrogancia o soberbia. Esto es para probar que, en el largo plazo, la suerte no existe.
No me gusta cuando la gente dice que alguien “es una persona con suerte” o “qué suerte tuvo cuando ganó ese proyecto”. La gente solo presta atención al éxito y crea una explicación basándose en eso.
Pero ellos no saben (o no prestan atención, o, peor aún, no quieren prestar atención) TODAS LAS VECES que esa persona “no tuvo suerte”. Cuántos proyectos perdió. Cuántos e-mails mandó que ni siquiera le respondieron. Cuántas puertas se le cerraron.
Un pequeño consejo: no digas que Michael Jordan tuvo suerte. ¡Estoy seguro de que te pegará una leche!
- ¿De verdad piensas que todos los días estaba preparado y motivado para entrenar?
- ¿No sentiría muchos días que no le apetecía entrenar?
- ¿No querría procrastinar de vez en cuando?
Dalo por hecho.
Todos tenemos debilidades, días malos, sufrimos, muchas veces no entendemos por qué hacemos lo que hacemos, perdemos la atención… Somos humanos.
Pero también podemos hacer grandes cosas. Cosas que parecían inalcanzables. Algo de lo que sentirnos orgullosos.
Siempre que fijo un objetivo en mi vida, sigo estos pasos:
- Estoy 100% seguro de que quiero conseguir eso. Tengo que estar totalmente convencido porque sé que tendré que trabajar MUCHO en eso.
- Empiezo a buscar información. ¿Quiénes son los mejores en ese área? ¿Dónde puedo encontrar información? ¿Qué cursos puedo hacer? ¿De qué comunidades debería formar parte?
- Creo una estrategia de trabajo. ¿Qué tengo que hacer? ¿Cuándo voy a hacerlo?
- Fijo una lista de tareas y las planifico y agendo cada día.
- Empiezo a hacerlas sin pensar en nada más, un día tras otro.
No sé cuándo, pero sé que algún día alcanzaré mi objetivo.
Si no lo consigo, no será porque “tuve mala suerte”. Será porque fui perezoso, o cambié mis prioridades, y ese objetivo no me atrae ya, o cualquier otra excusa o circunstancia que hizo que cambiase de opinión.
Puedes decir, “Paco, ¿y qué pasa si, por desgracia, caigo enfermo y eso me afecta severamente?”
En ese caso, te recomiendo que leas el testimonio de Hal Elrod (te aconsejo que leas su éxito de ventas “Mañanas milagrosas”). Hal es una persona, para aquellos que no lo conozcan, que casi pierde su vida en un accidente de coche (estuvo literalmente muerto durante algunos minutos) y tuvo cáncer unos años después.
Si, después de leer esto, todavía encuentras excusas para no conseguir tus objetivos, el problema eres tú, no “la suerte”.
Conozco a gente que no les gusta oír este tipo de frases, pero eres tú quien debe decidir si quieres vivir:
- Una vida de mentiras.
- Engañándote a ti mismo.
- Quejándote de todo (crisis económicas, coronavirus, proyectos perdidos…).
- Y de todo el mundo (clientes malos, proveedores malos, empleados malos, socios malos…).
O
puedes “apostar” por:
- Una vida con un propósito.
- Una vida con un sentido y significado.
- Llena de grandes momentos y logros.
Una vida que te permita irte a la cama con un nivel de satisfacción máximo y levantarte con una sensación que justifique todo lo que quieres hacer ese día.
Yo sentí lo contrario durante un largo período de mi vida. Cuando encontré esta filosofía alternativa, desde entonces, nunca la he dejado.
Foto en parte superior cortesía de Nick Fewings en Unsplash.