Hoy es mi día para esas pequeñas tareas estúpidas.
Sí, ya sabes, esas tareas que te llevan entre 5 y 10 minutos completarlas. Esas obligatorias que odias. Esas de administración. Esos correos electrónicos que no quieres responder. Esas llamadas telefónicas que prefieres evitar.
Así es la vida. Tenemos que hacer lo que nos gusta y lo que odiamos. Es ese equilibrio el que nos lleva al éxito, lo creas o no.
Como son obligatorias, hace tiempo que decidí dedicarles un día para centrarme en ellas.
Cada vez que veo una pequeña tarea estúpida, la traslado a ese día.
Al hacerlo, obtengo todos estos resultados:
- Me garantizo que las pequeñas tareas estúpidas se hagan. No tengo elección.
- Proceso en lotes. Procesar elementos en lotes es el paraíso para nosotros, los fanáticos de la productividad.
- Combustible para la motivación. No hay nada mejor que completar una tarea: serotonina, dopamina, oxitocina, endorfinas.
Al agendar este proceso a un día concreto, obtengo ese enorme impulso de energía que te proporciona el completar tareas. Marcar docenas de tareas como hechas es una experiencia agradable, como puedes suponer.
Necesitamos y nos encanta la sensación de completar cosas porque eso equivale a movimiento, a avanzar, a estar más cerca de nuestros objetivos.
Quizá esas tareas no sean tan estúpidas...
"Mucho del estrés que la gente siente no proviene de tener mucho que hacer. Viene de no terminar lo que han comenzado."
— David Allen
Foto de Sreenadh TC en Unsplash.