Cuando eres un "fanático de la productividad", puedes perder el rumbo en el proceso.
Pasas a centrar tu vida meramente en la consecución de objetivos, tratando de rendir cada día a tu máximo nivel. Sin excepción alguna.
Ese enfoque es el que convierte la productividad en una "productividad tóxica".
Empiezas a sentirte culpable si no consigues lo que quieres y cuando lo quieres.
La productividad no consiste en eso.
La productividad consiste en "evitar el estrés mientras avanzas hacia tus objetivos".
Si te esfuerzas al máximo cada día, deberías sentirte orgulloso de ti mismo.
No eres una máquina. Eres un ser humano que intenta "dar el callo" cada día de la mejor manera posible.
Es injusto decir (o sentir) que eres improductivo por hacerlo. Es más que suficiente.
Estoy totalmente de acuerdo con Robin S. Sharma cuando afirma que "la productividad tiene que ver menos con lo que haces con tu tiempo. Y más sobre cómo manejas tu mente."
Si lo que haces tiene sentido para ti, no importa el resultado.
Estás viviendo una vida de plenitud e incluso de gloria.
No hay nada mejor en la vida que sentir que estás haciendo lo que has decidido hacer tras un profundo análisis.
Olvídate de los resultados, de los plazos y demás. Sabes que estás haciendo lo que quieres y que siempre te esfuerzas al máximo.
Habrá días mejores y días peores pero, al final, todo tiene un sentido.
Y en eso consiste la vida.