Todo el mundo quiere ser CEO o fundador de una empresa.
Dentro del mundo del management todo el mundo busca como referencias a seguir a los CEOs de las empresas, esos grandes emprendedores que, partiendo de un garaje, llegaron a dominar el Nasdaq.
Jobs, Musk, Zuckerberg…
Nos gusta leer sobre ellos, emularlos, pensar que podemos alcanzarlos...
Pero pocas veces nos paramos a pensar en la importancia que tienen los cargos intermedios, esa dirección de "segundo nivel" que hace posible que las empresas funcionen en su día a día, que crezcan, que sean más grandes, más profesionales, más eficientes...
Mi enfoque de cargo intermedio es aquel profesional que es responsable de un departamento determinado en una corporación.
Me gusta ver los departamentos como micro-pymes independientes, capaces de generar valor añadido por sí mismas, que interactúan con otros departamentos para llevar a cabo el diseño y desarrollo del servicio o producto final que la empresa proporciona.
¿Cuál es el perfil del cargo intermedio?
Un cargo intermedio debe tener muchísimas características que no son fáciles de poseer:
- Liderazgo. Tiene que ser un líder que sea capaz de encaminar su departamento hacia los objetivos de la compañía.
- Comunicación. Tiene que ser alguien con grandes dotes de comunicación, de tal forma que pueda transmitir mensajes con claridad tanto dentro como fuera de su departamento.
- Organización. Tiene que ser una persona organizada, que sea capaz de identificar las prioridades de cada proyecto, con capacidad para generar todas las tareas operativas que son necesarias para alcanzar objetivos mayores.
- Proactividad. Tiene que ser alguien proactivo, que proponga mejoras, ideas o soluciones para que la organización avance de forma conjunta.
- Motivación. Tiene que ser capaz de motivar en todo momento a su equipo. Transmitirles por qué es importante lo que hacen, por qué todo lo que hacen tiene un sentido, una justificación.
¿Por qué los puestos de cargos intermedios son tan complicados?
Siempre he admirado estos cargos.
- Son los que nadie ve, pero siempre están ahí.
- Su cargo es muy complicado porque están entre la alta dirección o los consejos de dirección y el resto de personas de la empresa.
- Ellos tienen que satisfacer a todas las partes. Eso no es fácil en la vida.
- Necesitan comunicar información de arriba hacia abajo y viceversa correctamente. La información debe fluir correctamente. Es su responsabilidad.
- Son como ese defensa al que nadie presta atención hasta que falla y el equipo contrario marca gol.
- Están solos, incomprendidos.
- Su trabajo nunca se queda en el papel, donde todo funciona. Su trabajo se debe traducir en tareas, y estas siempre se llevan a cabo.
- Son una maquinaria poderosa, una máquina perfectamente engrasada que hace que las compañías avancen con paso seguro y sólido.
Para llevar a casa
Normalmente solo prestamos atención a los héroes. Esos que captan nuestra atención desde el minuto uno.
Bajo esos héroes, siempre están esos que hacen posible que dichos héroes brillen.
Solo hay una corona de laurel, pero pienso que los cargos intermedios se merecen, al menos, una cada uno de ellos.
Ellos son componentes esenciales dentro de las empresas y, por extensión, de nuestra sociedad.
Una empresa con unos cargos intermedios buenos tiene muchas probabilidades de tener éxito, al igual que, en el caso contrario, la probabilidad de perecer aumenta exponencialmente.
Los cargos intermedios permiten que la alta dirección piense en objetivos y estrategias más a medio-largo plazo. Una empresa sin dichos objetivos tampoco puede avanzar en el tiempo.
Si no se piensa en el medio-largo plazo, el día a día acaba consumiendo las opciones de mejora de la compañía, deteriorando su avance y siendo superada por la competencia.
La conexión perfecta entre las estrategias de medio-largo plazo y las tareas diarias es donde reside el éxito. Los cargos intermedios lo hacen posible.
Foto en parte superior cortesía de Samuele Giglio en Unsplash.