La gente suele estar obsesionada con las apps. Yo no, aunque soy un "fanático" de ellas.
Eso no significa que no debas prestar atención a las apps.
Yo sí lo hago.
De hecho, les presto mucha atención, haciendo pruebas todos los días.
La cuestión es: no son el objetivo final.
Solo son un medio para el fin último.
Es una diferencia sutil, pero son las sutilezas las que te hacen avanzar en la vida.
Los flujos de trabajo, en cambio, son "en lo que te tienes que fijar".
¿Por qué?
Porque los flujos de trabajo te muestran:
- Cómo procesas la información para crear un resultado basado en una entrada.
- Cómo pensar y mejorar tu proceso de pensar.
Pensar es el objetivo final.
Entonces, ¿cuál es el objetivo de las apps?
Las apps son solo una herramienta para:
- Ayudar a tu proceso de pensar.
- Pulir tu flujo de trabajo.
- Hacerte más productivo.
- Escalar tus procesos.
- Almacenar información para pensar en el futuro.
Puedes cambiar fácilmente de app. No lo es cuando nos referimos a los flujos de trabajo.
Los flujos de trabajo deben ser una herramienta duradera.
Es a lo largo del tiempo como los pules, mejoras y haces brillar.
Tu vida brillará como lo hagan tus flujos de trabajo.
Conclusiones
Cada vez que aparezca una nueva app, fíjate en ella, pruébala, mira cómo se adapta a tu flujo de trabajo.
Utiliza la aplicación para hacerlo brillar.
Utiliza la aplicación para generar más, mejores y más rápidos resultados.
Las apps van y vienen.
Tus flujos de trabajo evolucionan a lo largo de tu vida. Y tú con ellos.