Me encanta la productividad.
Es la cosa más importante para tener una vida de realización personal, para disminuir los niveles de estrés, para disfrutar cada momento y, finalmente, para disfrutar de una vida feliz.
Hablando de productividad, hay dos factores claves que yo siempre tengo en mente:
- Organización.
- Rutinas.
1. ORGANIZACIÓN
Toc, Toc…
“¿Puedo pasar?”, dije con una dubitativa voz (sabía que nada bueno iba a pasar…)
“Pasa, pasa, Paco. Escucha, tengo algo para ti.
Tienes que hacer A, y B, y C, y D... y Z. ¡Y lo necesito ya!".
Tras 2 horas de reunión con mi “adorable jefe”, salí de su despacho con más de 20 cosas para hacer.
- ¿Con qué tarea debía comenzar?
- ¿Había tareas dependientes?
- ¿Cuáles eran las más importantes?
- ¿Cómo salgo de esta m* de situación*?
Recuerda la primera regla: QUE NO CUNDA EL PÁNICO y que PERMANEZCA LA CALMA cualquiera que sea la situación.
Y no te olvides de la segunda regla: siempre que nuestro cerebro tenga que gestionar más de 3 ó 4 tareas, se empezará a estresar. Da igual si son 3 que 30.
La sensación del cerebro es exactamente la misma.
Te vas a sentir superado por la situación.
Así que no te preocupes y aplica una metodología de organización. Puede dar miedo, pero te aseguro que es la mejor (y única) solución.
Hay cientos (¿O miles? ¿O millones?) de metodologías de organización por ahí, pero aquí te voy a recomendar la que mejor me funciona.
Fue creada por un genio, David Allen, y su nombre es GTD (Getting Things Done).
La he usado durante décadas y la he pulido para ajustarla mejor a mi forma de trabajar. Desde mi punto de vista, esta metodología es clara, simple, intuitiva, directa, y muy fácil de empezar a trabajar con ella.
Tener una metodología de organización:
- Hará que tu estrés desaparezca (¡genial!).
- Te ayudará a identificar las tareas más críticas (¡increíble!).
- Ordenará tus tareas (de tal forma que te podrás centrar en ¡SOLO UNA TAREA CADA VEZ!).
- Finalmente, aumentará tu rendimiento a lo máximo que puedas hacer en el tiempo que tienes disponible (¡glorioso!).
2. RUTINAS
Tenemos en nuestras manos el mejor reloj suizo que nunca se hizo: el ser humano.
Comenzamos con nuestro corazón y finalizamos con los millones de procesos que se llevan a cabo en nuestro interior cada día (afortunadamente, sin control consciente sobre ellos).
Nuestro cuerpo y nuestra mente, juntos, forman parte de una máquina que tiene que estar perfectamente engrasada. Y este es el punto en el que nuestra mente consciente TIENE que coger el control, porque todo depende de nosotros.
Me encanta el cambio (¿lo he dicho alguna vez?).
Me encanta hacer cosas diferentes.
Me encanta el progreso.
Me encanta la evolución.
Necesito mirar atrás y decir: “Wow, he cambiado”.
Necesito el cambio para sobrevivir (así es como soy…).
PERO esta “fe ciega” en el cambio no tiene que ir contra un factor tan importante de éxito como son LAS RUTINAS.
Nuestro cuerpo y nuestra mente aman las rutinas. La misma hora para levantarnos, comer, dormir, practicar el sexo (bueno, podemos dejar esta última en “modo anarquía”… Totalmente recomendado…).
Cuanto más ajustemos nuestras vidas a rutinas, más lo agradecerá nuestro cuerpo y nuestra mente.
Y la vida es normalmente justa: cuando damos algo, recibimos algo. Y eso es lo que nuestro cuerpo y nuestra mente nos dará como respuesta a nuestras rutinas:
- Sensación de salud.
- Nada de estrés.
- Paz mental.
- Capacidad de concentración.
- Energía.
- Seguridad.
- Motivación.
- Buen humor.
- Fuerza física.
- Fuerza de voluntad.
- Mejores relaciones.
- …
Todo está encadenado en la vida.
Las rutinas centran tu mente, cuerpo, y alma, haciendo todo compacto, sólido, y confortable, como la madre naturaleza desea.
Estamos dentro de una vida artificial en la que nuestra vida natural se encuentra en fuera de juego. Necesitamos, al menos, acercarnos un poco más a ella. Cuanto más nos acerquemos, mejor estaremos.
¿Por qué no comenzar con una rutina matinal? Inténtalo.
Comienza con este aspecto y, paso a paso, de forma tranquila, como siempre, ve colocando más rutinas en tu vida. Ellas no van en contra del “espíritu de cambio”. En su lugar, son las que harán que este se produzca.
Ya lo verás.