Crecimiento-Personal

¿Por Qué mi Aftershave me Conduce al Éxito? Una Herramienta que No Falla para los que Rinden al Máximo

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8.30.

Mi “momento aftershave” llega.

Tras practicar yoga y meditación, tras mi ducha de agua fría, finalmente, llega. Siempre llega.

Puedo sentirlo en mi mano izquierda.

Cojo un poco de aftershave con mi mano derecha y lo extiendo con suavidad por mi cara. Mi piel seca lo agradece. Está fresco. Puedo olerlo. Mi pituitaria lo agradece también.

Música de jazz suena de fondo.

Sin pensamientos. Sin prisa. Solo sensaciones. Los poros de mi piel aplauden para darle la bienvenida. Las sensaciones no tienen precio. Las cosas importantes de la vida nunca tienen precio.

Suave masaje. Sin prisa. El tiempo no importa. Paz. Calma. Foco. Concentración. Estoy de humor.

El éxito normalmente reside en las cosas más simples.

Desplazamiento

Entro en el coche. Música de jazz. Desplazamiento.

Veo a los coches pasar con conductores enfadados en su interior, escuchando las noticias, luchando con llamadas infinitas… Humor, de eso es de lo que va la vida.

Rotonda. Dejo dos coches pasar delante de mi. La gente me sonríe amablemente. Dos coches más o menos delante de mi. ¿Cuál es el problema? La sonrisa de los conductores merece la pena.

Cogiendo ritmo de trabajo

Oficina, café, escritura.

Las palabras salen con suavidad.

Son como el río que sabe perfectamente dónde va. No tiene elección, pero tampoco la necesita.

No hay necesidad de pensar, solo dejar que las cosas fluyan.

Siento mis dedos en el teclado, rodeados por el silencio.

Solo mis pensamientos, mi teclado, mi pantalla, y un lienzo vacío ante mi.

Está preparado para ser molestado por letras que aparecen por todas partes.

Solo puedo oir a mi mente, mis neuronas intercambiando caóticos impulsos eléctricos para configurar un resultado armonioso, lleno de sentido, gratificante, fácil de digerir.

Las palabras salen fácilmente, como gotas de lluvia cayendo por la fuerza de la gravedad. Las palabras y las frases subrayan mi cerebro.

Mi lienzo blanco no está tan limpio ahora. Tener dos grandes márgenes vacíos a cada lado le ayudan a respirar. Respirar. Fluir. Humor.

Finalizar mi escrito deja esa agradable sensación del deber hecho. De nuevo, buen humor, buenas sensaciones.

Ahora puedo comenzar mi día suavemente, tranquilo, calmado, de forma pacífica.

Trabajando

Todo se planificó el día anterior. Solo dejo que el río siga discurriendo, sabiendo dónde voy.

¿Un evento inesperado? ¿Una crisis con un cliente? ¿Un gran problema me golpea en la cara? Me limito a volver a mi momento aftershave.

¿Cuál es la diferencia? ¿Tengo menos dinero? ¿Moriré antes? ¿Cuál es el cambio entre este momento y hace un par de horas? Ninguno.

Soy exactamente el mismo.

Me limito a copiar y pegar las sensaciones, las emociones, y el humor que mi momento aftershave me proporciona.

Es imposible rendir mal en este estado.

Para llevar a casa

Humor, mis respuestas dependen de mi humor.

El mismo estímulo recibe una respuesta diferente, dependiendo de mi humor. Cuidémoslo. Cuanto mejor sea, más precisas serán mis respuestas.

Concatenar buenas respuestas, buenas decisiones, día tras día, una por una, es lo que lleva al “éxito”. Depende 100% del humor.

La vida y el éxito son solo, generalmente, “estar de humor”.

Mi momento aftershave es algo muy profundo en mi. La mayoría de mis sentidos están presentes: la vista, el oído, el tacto, el olfato. Es imposible de olvidar. Es un punto en el que focalizarme cuando mi mente “se va por ahí” o mi humor cambia.

Mi momento aftershave es un punto fijo de anclaje muy sólido que me devuelve al camino del éxito. Al lugar al que quiero ir.

Todo comienza con mi momento aftershave.

Todo acaba con algo aún mejor: habiendo disfrutado al máximo un día de mi vida.

Foto en parte superior cortesía de Brian Lundquist en Unsplash.