He estado sufriendo con la lectura durante varios meses. Te contaré por qué.
Como “conseguidor de objetivos” y un ávido estudiante, leer es uno de mis grandes placeres. Me encanta sentarme y leer sin tener que mirar al reloj. Fácil y barato.
A lo largo de los últimos años, he estado acumulando varias fuentes de lectura: artículos, sitios de Internet, newsletters, cursos… y libros.
Suena gracioso, pero hay un momento (no sé si habrás estado en algún momento en esta situación) en el que la ansiedad llama a tu puerta.
Eres un estudiante/lector compulsivo, y recibes miles de aportaciones cada día. Es como un adicto a las drogas recibiendo droga gratis cada día. Como un niño solo en una tienda de caramelos.
Es una situación que te supera.
No sabes por dónde comenzar, cuál es la fuente más importante, porque todo parece importante, esencial, un paso más allá en tu proceso infinito de aprendizaje.
Pero tu tiempo es limitado y, aunque yo siempre diga que hay tiempo para todo, esta (estúpida) frase también tiene su límite.
Esta situación genera una ansiedad con la que tienes que lidiar, porque no puedes vivir así. Y eso es lo que he hecho.
Decidí centrarme en los libros porque era el punto que me estaba volviendo loco, haciéndome sentir mal conmigo mismo. Esa sensación de locura que siempre tenemos que evitar.
Objetivos de alto nivel vs. Objetivos de bajo nivel
Como “conseguidor de objetivos”, siempre que pienso en algo, fijo objetivos.
Siempre sigo la misma fórmula:
- Los objetivos equivalen a proyectos.
- Los proyectos equivalen a tareas.
- Las tareas equivalen a acciones.
- Las acciones equivalen a la consecución de objetivos.
- La consecución de objetivos equivale a realización personal.
- La realización personal equivale a felicidad.
Siempre empiezo con objetivos de alto nivel porque es más fácil pensar en ellos. Por ejemplo: “quiero aprender”.
A continuación, convierto ese objetivo de alto nivel en uno o varios objetivos de bajo nivel.
Estos objetivos de bajo nivel deben cumplir dos puntos cruciales:
- Una fecha límite.
- Una forma clara de medición.
Siguiendo el ejemplo anterior (“aprender”) y, para hacerlo más fácil, transformaré ese objetivo de alto nivel en solo un objetivo de bajo nivel.
Digamos, por ejemplo, “leer 52 libros al año” (entiendo que “leer” es una forma de “aprender”).
Fijando estos objetivos de bajo nivel se hace mucho más fácil crear tareas (si tienes muchas, puedes crear un proyecto para incluirlas todas en un único ente que te proporcione una visión más clara. Para mí un proyecto es, simplemente, un conjunto de tareas…).
52 libros al año significa un libro por semana. Si estamos hablando de una media de 10 horas por libro, para simplificar las cosas, necesitas una media de 1,5 horas cada día.
No es una odisea. Lo he hecho varios años, y mucha gente incluso lee 60, 70, ó 100 libros al año.
Para hacer que las cosas sucedan, solo necesitas empezar a hacer y llevar un control, midiendo cuanto más mejor.
Empecé a medir mi “ratio de lectura de libros”, e iba disminuyendo, día tras día.
Con el escenario que expliqué al principio y que me superaba (newsletters, artículos, etcétera), este objetivo de leer 52 libros al año pasó a ser un elemento de presión importante en mi vida.
Siempre digo que necesito presión para hacer cosas. Eso me da motivación y energía. Pero es muy fácil “pasarse” de presión.
Cuando la presión es mucha, el rendimiento decae. Por eso, aprender a gestionar la presión es una actividad clave en la que trabajo continuamente.
Tenía presión a causa de mi objetivo de bajo nivel, pero también porque pertenezco a “la vieja escuela”, esa que dice cosas como estas:
- Tienes que terminar lo que empiezas. En nuestro caso, si empiezas un libro, acábalo. Incluso Bill Gates dice esto.
- Usa procesos secuenciales para rendir mejor. En nuestro caso, simplemente comienza a leer un libro y acábalo. No pienses en nada más.
Suena extraño, pero esto está perfectamente grabado en mi inconsciente, y me siento mal si no acabo algo que ya he comenzado.
Es como fallar. Como que no cumplí lo que se esperaba de mí. En definitiva, una fuente de ansiedad.
Este escenario de bajo nivel me llevó a escenarios “estúpidos”, como leer un libro que no me estaba aportando nada (ni placer, ni conocimiento) en lugar de artículos interesantes o newsletters únicas, solo porque me había dicho a mi mismo que tenía que leer 52 p* libros.*
Espero que alguna vez te hayas sentido en esta situación para sentirme acompañado en la estupidez.
Mi objetivo de bajo nivel (“leer 52 libros”) me estaba impidiendo alcanzar mi objetivo de alto nivel (“aprender”).
Esto nunca puede ocurrir. Es estupidez a su máximo nivel. Nunca podemos ser estúpidos, al menos, conscientemente.
No podía seguir así.
Solo necesitaba un pequeño empujón para cambiar mi estrategia completamente.
Ese pequeño empujón vino de escuchar este fantástico episodio, "Naval Ravikant: The Angel Philosopher", en el podcast "The Knowledge Project", uno que recomiendo para todo aquel que sea un ávido estudiante y quiera aprender sin parar.
De paso, en este episodio, Naval habla de la vida, mi tema preferido, porque la vida es lo que nos preocupa. Todos nuestros pensamientos y preocupaciones se basan en la vida.
Naval dice muchas cosas interesantes acerca de la lectura.
Entiende los libros como cualquier otra fuente de conocimiento: posts, artículos online…
Por eso, cuando habla de libros, él hojea, se salta los capítulos que no ve interesantes, deja libros sin acabar…
¡Maravilloso, fantástico, increíble! Necesitaba a alguien que apoyase lo que pensaba. Esto supone una especie de liberación, cuando encuentras a alguien a quien respetas y admiras que te dice lo que quieres oír.
Me sentí libre.
La libertad pasó a formar parte de mi vida de nuevo.
Podía no leer 52 libros al año, y todavía conseguiría mis objetivos, sintiéndome bien, no sintiéndome culpable conmigo mismo.
Lecciones aprendidas
Aquí escribo algunas conclusiones o lecciones aprendidas de todo este proceso:
- Necesitas prestar atención a tus objetivos de alto nivel. ¿Estás haciendo realmente las cosas correctas para alcanzarlos? ¿Iba a conseguir mi objetivo leyendo libros sin sentido en lugar de artículos interesantes?
- Necesitas quitarte presión cuando te empieza a hacer daño. No puedes dejar que el rendimiento baje debido a la presión.
- Necesitas vivir la vida en libertad. Necesitas poder respirar. Cuando te sientas agobiado, para, piensa, analiza, y cambia tus acciones.
- La vida se basa en la mentalidad, la forma en la que ves o miras las cosas. Centrarme en la lectura de libros estaba cerrándome puertas. Siempre mira las cosas desde la distancia. “Aprender” era “mi gran distancia” para poder ver lo que tenía que hacer.
- La vida cambia rápidamente, y es lo mismo que debemos hacer nosotros. Necesitamos adaptar nuestro cerebro a una nueva realidad, para seguir creciendo, para tener esa sensación de paz que necesitamos para sentirnos cómodos con nosotros mismos. Los principios de la “vieja escuela” no suelen valer hoy en día.
- Hoy, hay muchas fuentes para captar ideas, conocimiento. No necesitas la experiencia de una lectura secuencial de un libro. Puedes saltar de un lugar a otro y seguir aprendiendo, creciendo, y consiguiendo la mayoría de los objetivos que den sentido a tu vida.
- No sigas haciendo cosas que te hagan sentir que pierdes el tiempo. Te tienes que sentir cómodo, disfrutar la experiencia de la lectura. Ahí es cuando vas a sacar lo máximo de ella.
Con este cambio de conducta y mentalidad, voy a aprender lo mismo, al menos, sin presión. Y estoy seguro de que llegaré más lejos, a un mejor rendimiento.
Ahora, leamos, sin importar el formato.
Foto en parte superior cortesía de Hans-Jürgen Weinhardt en Unsplash.