Soy una persona pragmática.
He estado centrado en el rendimiento toda mi vida.
Me encanta:
- hacer cosas,
- aprender,
- mejorar,
- ser una mejor versión de mí mismo día tras día.
Evolucionar es clave para mi. La vida no tiene sentido si no es así.
Cuando era joven (mejor dicho, cuando era más joven, así me automotivo), centraba toda mi atención en cosas que podía tocar, ver, escuchar…
Solo vivía un mundo físico. Ahí es donde me llevó el pragmatismo.
A medida que uno se hace mayor, la espiritualidad llama a tu puerta.
Empiezas a escucharla porque:
- Llama tu atención.
- Te proporciona una completa nueva visión del mundo, lo que te rodea, tú mismo.
Es cuando empiezas a comprender que, como ser humano, tienes algo más que sensaciones físicas.
Tu mente empieza a crecer en tu interior.
Podría decir que comencé este viaje sobre los 30 años de edad.
Comencé a:
- Investigar,
- leer libros,
- buscar información,
- darme cuenta de lo importante que la mentalidad es en la vida para rendir mejor, para convertirse en el “conseguidor de objetivos” que todos queremos ser.
A los 40 fue cuando aceleré enormemente este proceso.
Cuantas más responsabilidades tenía, más necesitaba controlar mi mente, sus estados, sensaciones, y emociones.
Ese fue el momento en el que equilibré mi mente y mi cuerpo.
Llámalo ying-yang, rojo-azul, 0s-1s, lo que quieras. Yo simplemente lo llamo VIDA.
Ser una persona más espiritual me ha permitido:
- Superar muchos obstáculos,
- muchas situaciones duras,
- tener la energía necesaria para comenzar nuevos proyectos, nuevos negocios, nuevas formas de vivir.
La espiritualidad conducirá tu rendimiento a niveles inesperados.
No hablamos aquí de misticismo, hablamos de realización personal al máximo nivel.
Pensarás, crearás, rendirás, te divertirás, y vivirás a niveles que nunca te habías podido imaginar porque, simplemente, no sabías que existían.
Medir tanto como puedas es crítico para ser consciente de cómo evolucionas, sin caer en la obsesión, sin perder demasiado tiempo, intentando que se pueda hacer sin prácticamente esfuerzo.
Durante la última década, he estado trabajando en ello y, ahora, pienso que he encontrado un sistema que combina todo, permitiéndome dar:
- Tiempo a mi espiritualidad.
- Medición, control, y seguridad.
- Crecimiento a mi máximo nivel.
Es por ello que quiero compartir contigo este “simple y pequeño” hábito.
Significa mucho para mi, soy capaz de practicarlo diariamente, sin esfuerzo, y me da mucha información para saber si avanzo o no hacia la consecución de mis objetivos.
Arranque matinal
Antes de empezar mi día de trabajo, yo escribo estos puntos sencillos:
- Humor en el que me encuentro. ¿Cómo me siento hoy?
- Objetivos del día. Solo 2 ó 3 cosas que, si las hago, me harán sentir satisfecho.
- Éxito del día. Una única cosa que tengo que hacer hoy para decir que fue un día exitoso.
- Visualización. Me imagino, brevemente, cómo sería el día perfecto.
Fin del día
- Gratitud. ¿A qué doy las gracias?
- Aprendizaje. ¿Qué he aprendido?
- Logros. ¿Qué he conseguido?
- Chascos. ¿En qué he fallado?
- Registro en mi diario. Cualquier cosa que tenga en la cabeza, la escribo. Eso libera mi mente y ¡esa sensación de libertad es muy agradable!
Qué me permite esta rutina
Esta rutina me lleva 15 minutos por la mañana y 15 minutos al finalizar mi día.
Para mi, estas rutinas son como el pistoletazo de salida y la bandera de llegada.
Es un tiempo invertido, para nada perdido, porque me coloca en la posición mental adecuada para rendir a mi máximo nivel, sin estresarme, sin prisas, sin caer en acciones negativas que me lleven a bajar mi rendimiento.
Este registro diario se hace muy fácilmente.
Me da muchísima información para mis revisiones semanales, mensuales, trimestrales, y anuales, ahorrándome tiempo y dándome esa vista de pájaro que necesito para conocer con precisión si estoy en el camino de alcanzar mis objetivos o no.
En nuestras aceleradas vidas, necesitamos tiempo para pararnos, analizar las cosas, tener el control de lo que estamos haciendo o necesitamos hacer.
La vida no es una carrera de 100 metros lisos. Es un maratón. Necesitamos pararnos, pensar, calmarnos.
Todo este proceso es clave para tener una estabilidad mental, para equilibrar nuestro cuerpo y nuestra mente, y sentirnos realmente bien.
Para llevar a casa
Como dije inicialmente, yo pensaba que estas cosas eran estúpidas, sin sentido, y una total pérdida de tiempo. Una vez más, estaba equivocado.
Cuanto más aprendes de tu mente, tu cerebro, esa fantástica máquina capaz de producir resultados increíbles, más sentido das a tu vida y comienzas tu camino hacia la realización personal, ese que sabes que te lleva directo a la felicidad.
Foto en parte superior cortesía de Rob Schreckhise en Unsplash.